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Algunas experiencias exitosas

Hermann Rodríguez Osorio, SJ

Lima, 11 de abril de 2018

“De dioses y hombres”

Es muy conocida la película francesa, dirigida por Xavier Beauvois, que trata sobre la vida de una comunidad de monjes trapenses que viven en Argelia en medio de la guerra civil que vivió ese país en la década de los años noventa. Siete de ellos fueron secuestrados y más tarde asesinados. Este grupo de mártires de Tibhirine, ha sido reconocido por su fidelidad hasta el final.

La película de Beauvois, centra su atención en el proceso de discernimiento que vive esta comunidad contemplativa. Desde la experiencia de oración y búsqueda personal, van reconociendo lo que Dios les está pidiendo comunitariamente. Construyen, con el aporte de todos, la decisión final que toma el prior, y que todos asumen con gran generosidad.

“La película desenrolla los acontecimientos, elimina algunos hechos, y limpia la historia, centrándose con detalle en los últimos días de la vida de ese monasterio y en su rutina trabajando con la comunidad, encerrando al espectador dentro de los muros y ante una cuestión importante: ¿deben los monjes dejarlo todo para salvar la vida, o bien resistirán hasta el final”[1].

Todos conocemos la decisión que tomaron y las consecuencias para cada uno de ellos, para la Iglesia y para el mundo. Búsquedas compartidas para enfrentar dilemas y preguntas que no siempre permiten la claridad plena. En medio de luces y sombras, la comunidad creyente, va descubriendo lo que Dios le pide.

Los primeros padres

Durante la cuaresma del año 1539, un grupo estudiantes de teología, se propuso dos preguntas que tenían que ver con su futuro. Habitaban en una casa pobre y pequeña de Viccenza, al norte de Italia. Ante la inminencia de la dispersión, se dividieron en opiniones contrarias sobre lo que debían hacer. ¿Deberían seguir siendo un grupo con vínculos afectivos y jurídicos, a pesar de la dispersión geográfica en la que tendrían que vivir en los años siguientes? Si la respuesta fuera si, tendrían que responder una segunda pregunta: ¿Deberían nombrar un superior al interior del grupo?

Ya tenían clara su adhesión plena a Dios y su deseo de ponerse al servicio del Sumo Pontífice, para que los enviara donde hubiera más necesidad en la Iglesia. Esto les permitió llegar a una respuesta compartida. Así nació la Compañía de Jesús. El documento que recoge esta experiencia, concluye: “Conservando de modo semejante el mismo orden de discusión y procedimiento en las cosas restantes, siempre deliberando en pro y en contra de cada una, nos detuvimos en estos y en otros asuntos durante casi tres meses, desde mitad de la cuaresma hasta la fiesta de San Juan Bautista inclusive. Ese día llevamos a término y concluimos todos los asuntos con suavidad y profundo acuerdo, no sin grandes vigilias, oraciones y trabajos de alma y cuerpo, precedieran antes de que los determináramos y decidiéramos”[2].


[1] Daniel Jándula. https://www.entrelineas.org/revista/de-dioses-y-hombres. Consultado el 11 de abril de 2018.

[2] Deliberación de los primeros padres, 1:9.